lunes, 26 de mayo de 2025

ANTES DEL OTOÑO

1

DE MI MANO NACE UNA NEBLINA

Y EN ESPIRAL SE ELEVA POR TU SILUETA.

Ella tenía el pelo ondulado, frondoso como bosque nocturno, y un mar atardecido en los ojos. Esbelta y proporcionada, con soberbios hombros de caída en “V” hacia la cintura y buenos pechos sin llegar a un volumen extremo. Rostro bonito, piernas que inducían indecencias. A sus veinticinco años tenía todo bueno, hasta los dedos de los pies; por esa época andaba yo por los veintiocho y trabajaba en mi kiosco, junto a una transitada avenida y cuando por primera vez la vi pasar por la vereda, rogué que los dioses me inventaran una historia con ella. Y me la inventaron.

Era la clase de mujer cuya búsqueda de satisfacción provenía con claridad de aquello que se le presentara favorable a sus necesidades espirituales o de placer, no pretendía la felicidad del momento, más bien planeaba el camino y, una vez establecido, disfrutaba plenamente aquellas paradas de gozo. Una particular virtud suya consistía en delinear la ruta dándose la libertad de detenerse en el punto de placer que la enriqueciera, y de allí nadie la desviaba.

2

ME ABRUMA TU INSTINTO QUE ACECHA,

SOY EL TERRITORIO OCUPADO POR TU FIRMEZA

Mi naturaleza, en cambio, tenía vestigios de aventura. Con fuertes necesidades creativas buscaba primero la felicidad instantánea para hallar motivación y recién luego planificar rutas; esta diferencia tarde o temprano generaría una distancia lógica entre nosotros. Pero nos unía el ahora y al poco tiempo de conocernos nos enredamos.

Tal vez la sedujeron mis fantasías de artista y una inevitable búsqueda de belleza en todo, cosa que operó sorprendentemente en ella, lo cual para mi orgullo masculino fue una inyección de vida. Durante ese tiempo la vi volverse más seductora y atractiva. En una oportunidad una amiga suya le dijo que estaba cada vez más linda y ella, dándose vuelta me susurró: gracias a vos. Y mi ego se elevó -quizás lo que buscamos en el amor es eso, que nos eleven-.

3

COMO NÁUFRAGO NOCTURNO EN TU MISMO VIENTO

ME ABANDONO AL GOCE DE TUS AGUAS.

Mientras el verano avanzaba, se filtraban por la cancel de su casa largas horas nocturnas que nos encontraban recostados en la penumbra del zaguán sobre la escalera. Con manos rituales desabotonaba mi camisa, tanteaba el vello de mi pecho, bajaba luego para acariciarme sin piedad por sobre la tela del pantalón durante imperecederos minutos mientras me besaba cuello y boca con deleite: así mataba suavemente a ese pobre tipo en el que me convertía en cada sesión suya. Una noche, harto de masticarme los codos por su tardanza en entregarse rogué mi ultimátum de amor.

-Está bien, vos prepará la trastienda, yo llevo la cena -me respondió con simpleza.

 

(La noche le daba a la trastienda su velo de complicidad. En el recinto secreto detrás de la cortina dormitaba el universo y la manta que contenía la frialdad del piso era la única ropa blanca que atendía los cuerpos mientras la penumbra nos regalaba sus flores negras. Sabor de aventura transgresora tenían los furtivos periplos que ella realizaba por las sombras, durante las pausas de amor; su andar desnudo aturdía mi realidad, me maceraba su belleza lunar, su piel plateando los mosaicos. No existió un yo en esos momentos, sólo mis ganas ahí en sus abismos).

La última tarde de verano ofrecía su cielo azulado, algunas hojas temblorosas inquietaban la placidez del momento. Así como en el estío, algo cambiaba lentamente en ella y en mí. Todo final nace al mismo tiempo que el comienzo.

4

SUMERGIDO EN EL RECUERDO, TIEMBLO DESDE VOS

Aquella primera mañana de otoño dejaba su amarillo empañado en la ventana mientras de mi café menguante quedaba solo su borra de luna.

Junto al velador amontoné recuerdos: un gemido perfumado, una manta labrada con la forma de sus piernas,  dos labios en flor y una risa furtiva en el aire dulce.

Lavé mi rostro con una quimera, abrigué mis hombros con un tango, saqué de mi bolsillo un puñado de ganas y me metí en la brisa callejera dejando atrás viejas muertes.

La idea de que todo regreso es imposible no implica ninguna novedad: los caminos para volver son fantasmas seductores, tentaciones con melancolía asegurada. Sé que es imposible, todo cambia, por eso elijo ejercer el aprendizaje de tomar fotografías del alma, para no olvidar lo vivido. Y la de ella ocupa un lugar privilegiado en mi álbum de vida.

Tal vez se pregunten con cual tango abrigué mis hombros esa primera mañana luego del fin de la relación. Con uno que coincide con algunas palabras que usé durante mi relato… “mientras la penumbra nos regalaba sus flores negras”. ¿Cómo no abrigarse con la calidez del mejor grupo vocal que dio la cultura tanguera de mi país?

"Flores negras" por el octeto Buenos Aires 8

Compositor: Francisco De Caro

En Argentina le llamamos “kiosco” al comercio que la gente de paso tiene para comprar golosinas, cigarrillos y todo lo necesario del momento. Comparto con ustedes una agradable película argentina llamada, precisamente, "El kiosco". Se encuentra en youtube, pueden verla haciendo clic en la imagen:


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sábado, 10 de mayo de 2025

QUEDÁTE CONMIGO

Mi relato hoy es en realidad una carta que fue entregada hace ya cierto tiempo. Pero antes quiero recomendar un libro muy bello en el que las cartas tienen un importante protagonismo.

Para escribir su novela “Boquitas pintadas” el escritor argentino Manuel Puig rompió con la figura del narrador que todo lo sabe y colocó al lector en un rol activo, obligándolo a reconstruir la historia a partir de múltiples documentos: cartas, diarios íntimos, partes médicos y artículos de prensa entre otros. Con ello ofreció un mosaico narrativo notable alejándose del relato tradicional. Quien quiera leerlo, si no lo consigue, puede encontrarlo con un clic en su tapa:

 

Ahora sí, mi texto. Se trata de una carta ofrecida a quien en ese momento había despertado en mí un fuerte enamoramiento.

Mi dama:

Le sonrío a las formas que me envuelven desde tu presencia, al tiempo que la brisa me roza como mensaje que llega por el sur de la piel. He descubierto en esta espera un motivo para mi hambre, la luna sabe, la historia manda: esperarte es la orden ancestral de los poetas de antaño.

Esta mañana transcurre intensa, observo sobre la ventana unos apenas nacidos rayos de sol, más acá de un cielo con nubes rotas. Va quedando lejos la melancolía, algo grato murmuran las hojas pero un día llegará el invierno. ¿Me encontrará despreocupado entre tus piernas?

Tu tiempo es el mío, fusionados... ¿sentiste al nacer que había un hombre esperándote? Voy a rescatarte del encierro que te distrae de mí a golpes de poema, no permitas que sea otro el que consiga la gloria de tu vagina en flor.

Me he convertido en esa enredadera que no se despega de tu muro. Aquí me quedo, junto al balcón de tu escote, a la espera de trepar hasta tus poros y brotar regado por tu aliento. No puedo evitar que mi pensamiento se vaya tras aquel pájaro, se suba a su vuelo y te busque entre la gente.

Advierto en las ondulaciones del agua un deseo de alcanzar a quien se le arrima; tal vez es sólo mi imaginación convertida en este río. Seguramente son tus pies los que caminan por la orilla de mis ganas dejándome huellas nuevas… siendo agua me estiro para besarlos.

Miro hacia el este, viento norte. Pero mis pensamientos se posan en otro punto cardinal de los barrios, allí donde los atardeceres caen en cascada por tu pelo. Gracias por mostrarme la rosa de los vientos y regalarme la fantasía de que mi boca pueda estimular la marea de tu intimidad.

Esta carta porta un beso como luna que se mete en el patio de tus cosas.

Quedáte conmigo y entenderás la raíz de mis sueños.

 

A veces creamos cosas bellas para la persona equivocada. Al momento de ofrecer esta carta me sentía en sintonía profunda con esa mujer, pero poco tiempo tardé en sentirla una extraña.

Ese sentimiento de extrañeza luego de un vínculo profundo está muy bien expresado en un tango que es una pequeña gran historia, la de un hombre que se enamoró intensamente de una mujer que luego de un tiempo de relación desapareció sin darle explicaciones. El hombre la busca, la encuentra luego de algunos meses y comprende que ya no son los mismos, apenas dos extraños ¡Qué gran error volverte a ver!… expresa dramáticamente la letra que dejo debajo del video para quienes no entienden nuestro idioma.

“Como dos extraños”, por Rubén Juárez

Música: Pedro Láurenz / Letra: Pascual Contursi

Me acobardó la soledad
y el miedo enorme de morir lejos de ti...
¡Qué ganas tuve de llorar
sintiendo junto a mí
la burla de la realidad!
Y el corazón me suplicó
que te buscara y que le diera tu querer...
Me lo pedía el corazón
y entonces te busqué
creyéndote mi salvación...

Y ahora que estoy frente a ti
parecemos, ya ves, dos extraños...
Lección que por fin aprendí:
¡cómo cambian las cosas los años!
Angustia de saber muertas ya
la ilusión y la fe...
Perdón si me ves lagrimear...
¡Los recuerdos me han hecho mal!

Palideció la luz del sol
al escucharte fríamente conversar...
Fue tan distinto nuestro amor
y duele comprobar
que todo, todo terminó.
¡Qué gran error volverte a ver
para llevarme destrozado el corazón!
Son mil fantasmas, al volver
burlándose de mí, 
las horas de ese muerto ayer.

...

GRACIAS POR TU VISITA