Mi relato hoy es en realidad una carta que fue entregada hace ya cierto tiempo. Pero antes quiero recomendar un libro muy bello en el que las cartas tienen un importante protagonismo.
Para escribir su novela “Boquitas pintadas” el escritor argentino Manuel Puig rompió con la figura del narrador que todo lo sabe y colocó al lector en un rol activo, obligándolo a reconstruir la historia a partir de múltiples documentos: cartas, diarios íntimos, partes médicos y artículos de prensa entre otros. Con ello ofreció un mosaico narrativo notable alejándose del relato tradicional. Quien quiera leerlo, si no lo consigue, puede encontrarlo con un clic en su tapa:
Ahora sí, mi texto. Se trata de una carta ofrecida a quien en ese momento había despertado en mí un fuerte enamoramiento.
Mi dama:
Le sonrío a las formas que me envuelven desde tu presencia, al tiempo que la brisa me roza como mensaje que llega por el sur de la piel. He descubierto en esta espera un motivo para mi hambre, la luna sabe, la historia manda: esperarte es la orden ancestral de los poetas de antaño.
Esta mañana
transcurre intensa, observo sobre la ventana unos apenas nacidos rayos de sol,
más acá de un cielo con nubes rotas. Va quedando lejos la melancolía, algo
grato murmuran las hojas pero un día llegará el invierno. ¿Me encontrará
despreocupado entre tus piernas?
Tu tiempo es el
mío, fusionados... ¿sentiste al nacer que había un hombre esperándote? Voy a
rescatarte del encierro que te distrae de mí a golpes de poema, no permitas que
sea otro el que consiga la gloria de tu vagina en flor.
Me he convertido
en esa enredadera que no se despega de tu muro. Aquí me quedo, junto al balcón
de tu escote, a la espera de trepar hasta tus poros y brotar regado por tu
aliento. No puedo evitar que mi pensamiento se vaya tras aquel pájaro, se suba
a su vuelo y te busque entre la gente.
Advierto en las
ondulaciones del agua un deseo de alcanzar a quien se le arrima; tal vez es
sólo mi imaginación convertida en este río. Seguramente son tus pies los que
caminan por la orilla de mis ganas dejándome huellas nuevas… siendo agua
me estiro para besarlos.
Miro hacia el
este, viento norte. Pero mis pensamientos se posan en otro punto cardinal de
los barrios, allí donde los atardeceres caen en cascada por tu pelo. Gracias
por mostrarme la rosa de los vientos y regalarme la fantasía de que mi boca
pueda estimular la marea de tu intimidad.
Esta carta porta un beso
como luna que se mete en el patio de tus cosas.
Quedáte conmigo
y entenderás la raíz de mis sueños.
A veces creamos cosas bellas para la persona equivocada. Al momento de ofrecer esta carta me sentía en sintonía profunda con esa mujer, pero poco tiempo tardé en sentirla una extraña.
Ese sentimiento de extrañeza luego de un vínculo profundo está muy bien expresado en un tango que es una pequeña gran historia, la de un hombre que se enamoró intensamente de una mujer que luego de un tiempo de relación desapareció sin darle explicaciones. El hombre la busca, la encuentra luego de algunos meses y comprende que ya no son los mismos, apenas dos extraños ¡Qué gran error volverte a ver!… expresa dramáticamente la letra que dejo debajo del video para quienes no entienden nuestro idioma.
“Como dos extraños”, por Rubén Juárez
Música: Pedro Láurenz / Letra: Pascual Contursi
Me acobardó la soledad
y el miedo enorme de morir lejos de ti...
¡Qué ganas tuve de llorar
sintiendo junto a mí
la burla de la realidad!
Y el corazón me suplicó
que te buscara y que le diera tu querer...
Me lo pedía el corazón
y entonces te busqué
creyéndote mi salvación...
Y ahora que estoy frente a ti
parecemos, ya ves, dos extraños...
Lección que por fin aprendí:
¡cómo cambian las cosas los años!
Angustia de saber muertas ya
la ilusión y la fe...
Perdón si me ves lagrimear...
¡Los recuerdos me han hecho mal!
Palideció la luz del sol
al escucharte fríamente conversar...
Fue tan distinto nuestro amor
y duele comprobar
que todo, todo terminó.
¡Qué gran error volverte a ver
para llevarme destrozado el corazón!
Son mil fantasmas, al volver
burlándose de mí, las horas de ese muerto ayer.
...
GRACIAS POR TU VISITA