sábado, 22 de marzo de 2025

OJOSVERDEMAR

 

Ojosverdemar sabía desplazarse entre los objetos con la soltura de una gacela. Repaso ahora los detalles mínimos de sus gestos, esos que recortan mi mente hasta darle la forma exacta de su rostro, tal como era cuando sonreía a una distancia mínima del mío.

No sólo su cara me devuelve el recuerdo, sino todo lo que significó para mí en esos días de previa soledad. Si la nostalgia encierra algo de tristeza entonces lo que siento es otra cosa, porque recordarla me alimenta, de la misma manera que nos alimentamos al dormir: el cuerpo sabe lo que hace. 

Cuando con paso de hada barrial apareció por primera vez ante mi vista supe que las leyes de la física no influyen en los momentos cumbres de la vida, carecía de importancia saber de inercia o estancamiento, importó el arte de domar un sentimiento: su gesto delicado pero reo robó mi mirada y recorrió la orilla de mis ganas en aquel comienzo del mundo.

Tan sólo con su presencia supo arrastrarme hacia los secretos lugares del éxtasis. Imposible resistirme a la brisa de su aliento, al punto de provocar en mi piel algo más intenso que el deseo: era exaltación pura lo que me poblaba ante una mujer con gran capacidad de seducción. Quiso conquistarme, y lo logró.

De sus ojos manaba lo irresistible. Su pelo envolvía el atardecer y una nocturnidad incomprensible se me presentaba desde atávicos rincones del tiempo para invitarme a derramar en ella lo más voraz de mis instintos; el fervor por poseerla tenía su raíz en mi mente arrobada, con un nivel que jamás pensé podía alcanzar.  

Con el primer abrazo sus caderas latieron en mis manos, una a cada lado de mi existencia. Fue el ángel de la vida quien me fluyó por los dedos mientras la calle rugía sus motores y la noche anunciaba la llegada de otra luna.

Besé su boca abierta, que me recibió en abismo grato.

Me sumergí en olas calientes al ritmo de sus pechos.

Penetré sus días, que tenían el aroma de la carne trémula.

Con su gemido en Ay Mayor derribó el primer confín de sus ganas, que vibraban en puñado al borde del agite en una mano y se desvanecían en cadencia desde la sed saciada de la otra.

Por encima del vértigo arrugado de las sábanas se meneó altanero, caracoleado, el juego frenético de sus piernas; y por el costado de mis placeres se arrastraron largamente sus besos bordoneados, con un dejo de modulación profunda en cada poro de mi extensión.

Ella arribó a mis días desde aquella dimensión acodada en un vértice callejero del universo, para dispersar el polvo tullido que mi piel tuvo la costumbre de acumular allí donde los sueños se juntan con la nada.

Ojosverdemar... ¿Cómo no recordarla, si con ella nací para siempre y morí para nunca?

La protagonista de mi relato disfrutaba de su feminidad con libertad, tarea que consiguió tras largo tiempo desde su infancia. Esto me lleva a pensar en los procesos de liberación mental, por eso me parece interesante el trabajo fotográfico de Alicia D'Amico, artista argentina que buscó desafiar las imágenes estereotipadas y promover una mirada femenina que redefina la belleza y la identidad.

Composición fotográfica de Alicia D'Amico

La composición artística que muestra esta fotografía puede ser interpretada como una forma de protección de la identidad. Ver desde lo oculto podría sugerir que, aunque se intente esconder algo, en realidad no se logra ocultar nada. Hay más interpretaciones, obviamente.

Paloma del Cerro ofrece desde su música (esencia ancestral con sonido contemporáneo) un mensaje claro de libre feminidad, propia de las culturas nativas.

“Curandera curando”, por Paloma del Cerro

Invitada: Miss Bolivia

Letra y música: Paloma Kippes y Gerardo Morel


Me darán las plantas todas sus aromas sus colores
renacer y sembrar vida cuando los cuerpos transpiran
ay, curandera curando, curandera, curando…

Si parimos con placer, si nos amamos sin dolores
nos sanamos con amarnos al mirarnos en el alma
ay, curandera curando, curandera, curando…

Ya puedo sentir el poder natural de tu calor
desde el interior yo me estoy abriendo
quiero que toda la potencia de mi madre tierra
me pegue fuerte, me pegue adentro.

Cúrame para que te de vida siempre
vamos rompiendo la cadena de la mente
La Pachamama lo siente
dale hasta abajo curandera presente

Tengo el canal abierto, estoy ardiente
tengo la sangre que me hierve bien caliente
es la combinación tan excelente
la de Miss Bolivia con Paloma se encienden.

Pachamama

Ay, curando curandera curando
Sacando toda maleza
Curando, curandera, curando
Y sacando toda impureza
Agradecemos a la madre tierra
Por todo lo que ella nos da
¡Ay! curando, curandera, curando
Y sacando toda impureza.

Ay, curandera curando, curandera, curando…

GLOSARIO. Pachamama: es la madre tierra, la naturaleza. Curandera: mujer que cura lo espiritual para mejorar la salud.

GRACIAS POR LEER

domingo, 9 de marzo de 2025

LAS ALAS DE LA NOCHE

Hay un solo lugar desde el que puedo observar la noche, el éter. Lo hago en ese instante en que el mundo de los hechos reales baja su persiana, porque las huellas diurnas se van borrando y me alimenta una curiosa agitación por la oscuridad. Mientras la radio bosteza un saxo, por el vidrio ruedan los últimos reflejos del día, caen desde un temblor envuelto en corcheas.

Elijo volar hacia lo oscuro, harto de pasos perdidos entre la luz del día prefiero mi surco en el viento nocturno. Desde el espacio observo los límites del alba como algo no deseado; mis utopías, contenidas hasta entonces, se declaran en rebeldía. Por la noche de los tiempos cada estrella es un sonido que vibra en el universo de los deseos y se agita en espuma sobre los sueños, o los temores.

Este anochecer es uno y único. Me alejo del sol hacia esa luna a la que se le da por estimular mareas y remover aromas de licores olvidados. Hay una quietud que acecha entre las grietas de lo nocturno, allí donde le brotan nubes a los deseos y se filtran conjuros brujos que, en puntitas de pie, van en busca de un renacer en el alba tras haber agonizado una vez más por culpa de ese capricho eterno, esa costumbre que tienen los humanos de matar a la muerte humedeciendo a besos la piel del otro.

Vuelo para quedarme en el vuelo, no busco una excusa en el volar. ¿Habré dejado parte de mis alas en cada surco invisible, en cada curva del aire? De ser así me vuelven remozadas, el azul profundo de lo infinito me las muestra blancas en su diferente blancor. Mi vuelo es perfecto en su desorden, hoy dejo algo de mí en cada aleteo así como he dejado fragmentos de piel sobre la piel de aquellas que me amaron.

Ser alado es un destino. No se inventa, no se encuentra. Estalla desde los poros con arrojo propio para sobrevolar el aliento de lo nocturno, lejos del rocío, ausente de la delicada premura de antiguas lloviznas. Con alas de la noche se me da por cabalgar sobre mi propia espera, porque siento en el plateado antojo de los astros un rumor a nostalgias buenas por venir. Y cuando llego al borde del alba dejo mi ser junto a la luz, allí donde se acunan un timón, una brújula y una quimera.

 

Un texto como este solo puede surgir desde una contemplación solitaria. Años de Soledad es la creación de un músico nuestro que supo hacer del sonido argentino algo universal sin perder la esencia tanguera.

Años de Soledad

Compositor y dirección musical: Astor Piazzolla

Invitado en Saxo: Gerry Mulligan

 

La soledad, la noche, la luna, la imaginación: un cuarteto perfecto que suele presentarse en diversos momentos de la vida. Por su parte la luna ha inspirado grandes obras, presento entonces -orgullosamente- una película argentina que destaca el amor por todo aquello que se hace sin intenciones de dinero, virtud natural de nuestro pueblo, que nos quiere robar el actual gobierno. Para verla hacer clic en la imagen.

 
GRACIAS POR VISITARME