La película que cierra mi anterior publicación cuenta las inquietudes en presente de los protagonistas, pero lo que flota de manera permanente entre ellos es la nostalgia, parecida a la que en alguna noche de bar y soledad sentí también y así lo relaté...
BRILLO EN EL EMPEDRADO
Un ruido de vasos inquietos sobrevuela las mesas. Risas calientes, sombras infinitas que cabalgan la pared. En el fondo más mesas; otras risas, otras sombras. Y más allá del vidrio la ciudad olvidada, por culpa de un blues que corta el aliento perfumando las ganas.
El interior de este bar, con su vida en movimiento, ofrece un raro paisaje, como de oleaje lento. Soy uno más entre la gente, con la soledad habitada y relatos en blanco. Me gustan esos lugares donde puedo estar sin compañía, pero rodeado, porque dan una inquieta seguridad dentro de la cual es posible aferrarse a las nubes del pensamiento -las que salvan y permiten volar-.
Quedé
detenido en el pasado frente a las calles que se me ofrecían; confié al elegir una
de ellas, pero me llevé por delante un paredón… A esta isla poblada de
habitantes de la noche vine a derramar tinta sobre el papel; en esta mesa, en
este bar, al tope del mundo según el ángulo desde el que se mire, relatos que
hablan de mis calles empedradas, de mis nubes.
¿Será esta luna quien atrapa mi mente?
¿O tal vez un viejo amor?
El reino vacío de la ventana muestra un suave
oleaje de brisa en los abandonados papeles de la calle.
Creemos
que escribimos acerca de las cosas de la vida, pero es la vida quien nos
describe. Cuando entré al bar olvidé la grata sombra de ese callejón con aroma
a jazmín; al ángel audaz de los faroles a contratiempo de la noche; a la
taciturna boca del subte alejada de los anhelos y las fatigas del día. Bebo, y
al beber, dejo a los espectros malos ahogándose en el vaso.
Hay mil sobrevivientes en la noche. No sólo el que se sumerge en el alcohol, también el que regresa y al ver todo cambiado se entrega al rumbo incierto de la primera vereda; el que confunde ausencia con muerte; el abandonado que llora en su habitación. Mil sobrevivientes. Y yo.
Una
noche muy antigua mi memoria había quedado enredada en los aromos, junto a una
luna craquelada por las ramas. Ahora otra luna, la que brilla en el empedrado,
me rescata con un susurro... ¡dale che!
El futuro es una nostalgia anticipada, no sé qué vendrá, pero no importa, estoy vivo.
El hilo conductor me lleva ahora desde el bar de mi relato hacia uno de los tantos tangos que hablan de ese lugar conocido como Café, no podríamos vivir si no existiera. Lugar inevitable a la
hora de la reunión con amigos, de leer, de sentarse junto a la ventana para
ver pasar mujeres, de buscar consuelo en el mal de amores, de billar o dominó con
trampa. La letra de éste habla de uno en
particular, pero que es al mismo tiempo todos los cafés, porque por ellos pasa
la vida de los porteños. Mi verso favorito: "La enseñanza de tus noches, que me alejan de la muerte".
“Café la Humedad” Canta: Rubén Juárez
Autor: Cacho Castaña
De los muchos motivos por los que se asiste a un bar... ¿Cuál sería el principal? Sin dudas: el olvido. El humorista gráfico argentino Luis Medrano fue el creador del Grafodrama, una lámina dibujada que invita a desentrañar su significado. Primero la vemos y luego la analizamos.
Tenemos en la lámina cuatro viñetas con la cara de un hombre. Primero angustiado, segundo ya no tanto, tercero apenas afligido y por último sereno. A medida que su rostro cambia, la figura imaginaria de una mujer por encima suyo se va disolviendo. Del recuerdo angustiante se pasó a lo sereno, hermosa metáfora gráfica del “olvido”.
Hoy el hilo conductor me deja aquí, pero continúa hacia alguno de los mil caminos que se presentan...
Un post reflexivo, precioso y una canción realmente maravillosa. El dibujo de Luis Medrano es muy elocuente. Saludos, que tengas una excelente semana amigo!
ResponderEliminarHola JoAnna, gracias por tu pronta visita.
EliminarAllí va mi abrazo.
El olvido es muy dificil de realizar y más si un corazón sufre. El licor y los bares son soluciones a corto plazo. Te mando un beso.
ResponderEliminarQuerida Citu, no hay soluciones a largo plazo, todo olvido es necesario en el momento.
EliminarBesos para vos.
Eukel, hermoso post, me gusta ese tango y tu relato es parte de una noche por las calles de Buenos Aires.
ResponderEliminarUna delicia leerte
Cariños y besos
Gracias amiga, compartimos el gusto por ese tango. Y todos mis relatos son de noches por calles porteñas.
EliminarUn abrazo.
Muy buenos días, Eukel, una entrada donde la nostalgia está bien presente, pero no por ella es de una tristeza insolente.
ResponderEliminarEl sentir que nos reflejas es más habitual de lo que a priori tal vez se quisiera.
Un bar, un café son lugares que partes iguales de alegría y tristezas, mira jajaj bien podría ser el comienzo de un tango.
Un placer leerte. Te dejo un soplo de abrazo y un, pellízquete de alegría.
Campirela, soy tango, claro, soy de Buenos Aires y ser tango es inevitable. Me gustó eso de "partes iguales de alegría y tristezas" porque el tango tiene ambas, no sólo refleja lo nostálgico o dramático más allá de lo que se haya difundido.
EliminarGracias amiga, no hay tristeza aquí, es sólo reflejar momentos de la vida, uno solo, hay más.
Abrazo grande.
¡Qué cosa más preciosa has escrito! La imagen en letras que nos has dibujado, absolutamente fidedigna de la letra de este preciosísimo tango.. Todo impregnado de esas melancolía que empaña como el vaho el vidrio, pero que aquí es dulce y cálida, como que abriga dentro, mientras queda fuera el frío de la noche y la calle empedrada, húmeda y solitaria. Se ve perfectamente a este hombre, garabateando en su mesa “ nubes” como tú le llamas, esos pensamientos que le transportan a un pasado que parece tira de él como un chicle del que no puede despegarse, sólo te faltó mencionar el cenicero lleno de colillas a rebosar y hubieras dibujado un Hemingway argentino ; ) Creo que te lo he dicho en alguna ocasión, pero tus letras suenan a tango, estas aun más porque las acompaña uno absolutamente delicioso que no conocía, así que gracias por él y por ellas, la viñeta tb muy esclarecedora… ¿ sabes lo curioso? A mi me es imposible estar en una cafetería sola, en general no me gustan demasiado, pero cuando por lo que sea, incluso cuando espero a alguien, espero sola, se me hace eterno, no sé ni qué hacer, ni cómo ponerme jajaja imagino que vista desde fuera parece que tengo pulgas, porque no consigo estarme quieta ; ) así que leerte viéndote disfrutando tanto de esa soledad acompañada, ha sido muy bonito.
ResponderEliminarLo dicho, mil gracias por este ratito, un abrazo muy fuerte!
María, me gustó que rescates eso de una melancolía dulce y cálida ya que seguramente alguien puede llegar a ver un hombre bebiendo para olvidar. Me pasan cosas, más bien, pero también soy un observador que escribe lo que ve además de sentir cosas propias, te cuento que apenas bebo un poquito y no todos los días.
EliminarMe alegra también que vean "tango" en mis relatos, porque eso es lo que soy, me da orgullo que lo noten. Y me encanta estar sólo en un Café cuando tengo ganas de estarlo, porque también he estado solo y angustiado. Cada uno lo siente a su manera, si a vos no te gusta, es normal porque es lo tuyo.
Mil gracias a vos por tus comentarios bellos.
Y un abrazo.
Las noches te llevan siempre a la nostalgia, sea o no en un bar.
ResponderEliminarUn texto exquisito que junto a ese maravilloso tango me han transportado a tiempos no muy lejanos...
Aferradetes, Eukel.
Gracias Paula, la mía es sólo una visión personal, cada uno tiene la suya, nada es de una sola manera.
EliminarMe alegra que haya gustado el tango, es muy lindo pero al mismo tiempo es muy argentino.
Abrazos para vos.
Me encantó tu relato de aquella noche de soledad en el bar de tus recuerdos. Describes tan detalladamente el sentimiento vivido ahí que nos haces participes. Y el tango que elegiste combina a la perfección. Pensé en mi mamá, le encantaban los tangos, incluso lo bailaba, y solía escuchar a Carlos Gardel.
ResponderEliminarLa viñeta no puede ser más clara, conforme se logra el olvido, se recupera la serenidad y queda atrás el dolor.
Un abrazo che
Gracias che Soñadora (jeje me hiciste sonreír). Que bueno que puedas participar de ese momento según mi relato, eso es muy halagador, digo que me importa más que si es bello o no.
EliminarEl autor de esa tira gráfica fue un gran observador de la vida de Buenos Aires y un artista de gran talento.
Abrazo grande.
Bravo!,hermoso texto,anteriormente declare que tu narrativa tiene esa magia de disparar imagenes nitidas,entonces en estos minutos de lectura,un regalo para mi,facilmente imagino las calles,los bares,el ruido nocturno,el tango que alguna vez baile en la calle,casi veo la silueta de un hombre sentado en un bar,lugar de tanto acontecimiento para tantos,digno de ser observado con pluma y papel.Este tango es precioso,estremecedorra voz acariciando mis oidos.Cada vez que entre a un bar,mire y mire con curiosidad inusual.Me ha encantado leer-te y sentir este post tan lindo.Te dejo un abrazo y un beso(un cuarto).
ResponderEliminarHola Menta, bello comentario, como todos los tuyos.
EliminarMe gusta la forma en que lees mis textos y te comprometes con ellos, tu análisis y la manera en que repercute en tu persona me llega de manera especial.
Gracias por tu visita.
Besos (van no se ya cuantos)
Hola, Eukel.
ResponderEliminarMuy interesante tu entrada y la película.
Abrazos.
Gracias Piedad, abrazo también.
EliminarSi visitas Argentina tenes que ir a los bares típicos donde el aroma a café y tango son los que lo distinguen 🖤
ResponderEliminarUn abrazo desde Plegarias en la Noche
Hola Tiffany, así es, gracias por tu visita.
EliminarAbrazo desde aquí.
Tu prosa es arrolladora... Y si, el olvido que somos a veces y que seremos, pero, que lo sea después de haber amado mucho
ResponderEliminarHermano
Isaac
¡Qué buena reflexión, querido hermano! Que así sea.
EliminarAbrazo grande.
Olvidar... no sé por qué el ser humano se esfuerza tanto en querer olvidar... si fue hermoso, ¿por qué olvidarlo? no tendría sentido... y si fue feo o doloroso, ¿está bien olvidar? ¿cómo se aprende de una experiencia si se la olvida? ¿cómo se cura una herida que olvidamos que está? ...no, yo no quiero olvidar, absolutamente nada.
ResponderEliminarCada tanto pasaré por aquí, me gusta que me hagan pensar.
Alma, bienvenida y gracias por tu razonado comentario. Tal vez el impulso por querer olvidar sea algo natural, pero no soy yo el indicado para analizarlo ya que me la paso recordando. Si algo no existe, decía mi compatriota Borges, eso es el olvido.
EliminarCuando gustes.
Hermano: Esta frase es un lujo: Creemos que escribimos acerca de las cosas de la vida, pero es la vida quien nos describe
ResponderEliminarPaz
Isaac
Gracias Isaac, por tu visita y amistad.
EliminarAbrazo.
Buscamos esos lugares que nos protegen e inspiran, de una forma imaginativa y real a la vez, lugares queridos, en donde muchos buscan la droga de la nostalgia, y otros, la del olvido. De una u otra forma, nos sentimos cómplices de aquellos que nos rodean y nos quedamos allí con la esperanza de que mañana será un día más alentador, aunque a veces resulte todo lo contrario. Escribir, drenando un algo a través de las palabras, eso que sentimos, no sé si eso es lo mejor y lo más sanador, pero sí creo que cuando uno siente el impulso de hacerlo, hay que hacerlo, hay que escucharse mirando lo que estampamos, hay que aprender de nosotros mismos porque somos nuestros principales maestros. Nadie caminó con nuestros pies, nadie amó con nuestro corazón, nadie tuvo nuestra misma historia, nadie cargaba iguales heridas, nadie soñó las mismas ilusiones. Somos tan parecidos, pero a la vez somos tan únicos. Nunca elegí un lugar externo para concurrir, pero tengo lugares muy míos que me llevan a las mismas emociones, esas del encuentro conmigo misma, con lo que siento y lo que transparento a través de las palabras. Somos seres solitarios, aunque estemos rodeados de gentes y aunque tengamos muchos amigos, porque finalmente, somos nosotros en comunión con lo que verdaderamente sentimos, quienes nos diremos la verdad y quienes encontraremos un camino hacia la paz, el amor y la sanación. Siempre un gusto platicar contigo a través de los rieles de tus letras, llenas de ti, llenas de tu sentir, cargadas de historias, de música, de arte, de vida. Un abrazo Eukel, deseo tengas un lindo fin de semana.
ResponderEliminarP A T Y
Hola Paty, tus comentarios siempre tienen eso tan de sabiduría cotidiana que resulta un gusto enorme recibirlos. Comparto absolutamente todo lo que comentás y lo agradezco porque no podría yo elaborarlo de esa manera. Incluso coincido en que no siempre son algunas de esa soluciones las mejores, pero de alguna forma extraña, dentro del misterio que somos los humanos, necesarias de todas maneras.
EliminarTodo lo que escribo es real, eso también lo sabes, y son historias comunes a todos, con la única virtud de que hago el esfuerzo por darle cierto atractivo literario, por eso digo que ahí está expuesta mi persona, mi personalidad y mi interior. Publico aún cuando algo se puede cuestionar, y lo acepto.
Una vez más, entre cientos de veces ya, gracias infinitas.
Y un abrazo grande.
Me has hecho ver las imágenes de tu historia en ese bar de la noche de nuestro Buenos Aires . Los momentos vividos nos describen como lo decis, con la inspiración y los sentimientos lo escribis maravillosamente con tu estilo. Me encantó te dejo un beso grande.
ResponderEliminarMe alegra coincidir en ese sentimiento tan porteño que nos une, lo entendiste a la perfección.
EliminarBesos para vos.
No podia dejar comentarios en tu blog espero se publiquen.
ResponderEliminarHan salido perfectamente hanna, no te preocupes.
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